Pese a que el fenómeno de la violencia doméstica suele asociarse, por regla general, a actos de agresión sufridos por mujeres a manos de sus compañeros sentimentales varones, lo cierto es que hay un número, reducido pero reseñable, de casos en los que esta situación de abuso se produce a la inversa.
En efecto, el hombre también puede sufrir el maltrato a manos de su cónyuge, y pese a que ello resulte menos corriente, este tipo de abuso sigue siendo un crimen, que en demasiados casos queda impune, sin castigo alguno.
Existe un cierto estigma en nuestra sociedad por el que se tacha de débil a aquél varón que sufre el maltrato a manos de su pareja de sexo femenino, desde una posición simplista que pasa por considerar que la única vía por la cual éste podría tener lugar es la violencia física.
Sin embargo, en la práctica el abuso, en cualquier relación, puede manifestarse de formas muy diversas, como posteriormente veremos. De hecho, éste suele iniciarse en una relación con ligeros y sutiles actos de intimidación aparentemente aislados, que suelen incrementarse con el tiempo en su intensidad.
Si considera que podría estar siendo víctima del abuso en su relación de pareja debería evaluar las siguientes notas: